Con los pies en nuestro tiempo social, uno puede confirmar que la lectura de una novela como Sombras del Poniente […] es otra manera de conocer el pasado que sigue siendo presente. Desde la solidez de su escritura, el oído lingüístico de su narrador, la ternura o la feroz ironía de los personajes, toda una atalaya desde la que vemos la clase obrera y su penar cotidiano hasta el potosí especulativo de la misma Costa de siempre, en este caso tan soleada y andaluza, pasando por las alcantarillas de la dictadura.